Decisivo el líder del partido conservador Yamina, Naftali Bennet. (Foto: @naftalibennett)

Benjamín Netanyahu en manos de Yamina de Naftali Bennet

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En los sondeos de todas las cadenas de televisión, y en el avance del escrutinio, superando el 70%, los siguientes resultados:

a) Los partidos a favor de una alternativa a Benjamín Netanyahu. Es decir, una posible alianza a favor de un cambio:

Lista Conjunta (La Lista Conjunta es una alianza política variable de tres o cuatro partidos eminentemente árabes en Israel -Jadash, Lista Árabe Unida, Balad, y Ta'al-): ​ 8/9 escaños.

Partido Laborista: 7 escaños.

Meretz: 6/7 escaños.

Yesh Atid: 16/18 escaños.

Azul y Blanco: 7/8 escaños.

Israel Nuestra Casa: 7 escaños.

Nueva Esperanza: 5/6 e4scaños.

a) Los partidos a favor de Benjamín Netanyahu. Es decir, el posible bloque o alianza oficialista:

Yamina: 7/8 escaños.

Likud (el partido de Benjamín Netanyahu): 31/33 escaños.

Partido Religioso Sionista: 6/7 escaños.

Shas (ultraortoxos): 8/9 escaños.

UTJ (ultraortodoxos): 6/7 escaños.

El partido islamista Raam, separado de la Lista Unida árabe, superaría el umbral electoral, con un mínimo de cuatro diputados que podrían garantizar la mayoría del bloque parlamentario, liderado por Benjamín Netanyahu, o del contrario, compuesto por un heterogéneo grupo de partidos, de complejas alianzas.

El centrista Yesh Atid, de Yair Lapid, la segunda fuerza más votada. Previsible buen posicionamiento del centro izquierda del Partido Laborista y la formación Azul y Blanco de Beny Gantz, que temía no rebasar el umbral mínimo.

La Lista Árabe Unida perdería escaños, y expectación sobre el islamista Raam, que se separó de la coalición para estos comicios..
 
Hubo fatiga electoral.  La comisión electoral confirmó una tasa de participación del 67,2%, 4,3 puntos por debajo de la de los comicios de marzo de 2020. El viernes 26 se conocerán los resultados completos de la votación.

Después se se celebren las fiestas de Pésaj, la Pascua judía, el presidente Reuven Rivlin pedirá a los nuevos diputados que elijan un candidato que pueda reunir una mayoría de escaños para dirigir el próximo gobierno.

La carta de Benjamín Netanyahu para su campaña electoral fue el acuerdo con Pfizer que permitió a Israel obtener rápidamente, desde finales de diciembre, millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19 a cambio de datos biomédicos sobre sus efectos.

Israel ha realizado en las últimas semanas una de las campañas de vacunación más intensas del mundo, administrando las dos dosis necesarias a casi el 50% de la población, es decir más de dos tercios de los votantes.

Pese al desconfinamiento y la reapertura de los comercios, los partidos políticos no pudieron sin embargo celebrar grandes mítines y la campaña se desarrolló en las redes sociales.

En las elecciones en Israel, victoria de Benjamín Netanyahu pero con mayorías muy ajustadas para formar gobierno. En base a los pactos con partidos ultraortodoxos y la ultraderecha podría alcanzar la cifra de los 61 diputados, la mayoría absoluta de la Knésset. El partido conserbador Yamina, de Naftali Bennet, es un aliado imprescindible para Netanyahu. No apoya a Benjamin pero adelantó que nunca estará bajo un gobierno del Lapid.

Primeros los sondeos a pie de urna, y luego un escrutinio que superó ya la barrera del 70%, han confirmado al partido centrista Yesh Atid, de Yair Lapid, como segunda fuerza más votada. Buenos resultados al final  para el centro izquierda del Partido Laborista y la formación Azul y Blanco de Beny Gantz, que temía no rebasar el umbral mínimo para entrar en la Cámara.

La Lista Árabe Unida pierde escaños, y el islamista Raam, que se separó de la coalición para estos comicios, está al límite de entrar o quedar fuera de la Cámara. 

La participación final de los cuartos comicios que Israel celebra en dos años fue de 67,2 %, la más baja desde 2013. Atención a que de no lograrse la formación de gobierno, Israel podría encaminarse a unas quintas elecciones. Se han celebrado cuatro comicios en menos de dos años sin lograr salir del bloqueo político que vive el país desde 2019.

"Haré solo lo que sea bueno para el Estado de Israel", dijo Naftali Benet, líder de Yamina. Benjamín Netanyahu ya cuenta con el apoyo de Shas (ultraortodoxo sefardí) y Judaísmo Unido de la Torá (ultraortodoxo ashkenazí). Cuenta también con el respaldo del Partido Sionista Religioso, una coalición de extrema derecha, homófoba y anti-árabe.

El principal partido opositor es el centrista Yesh Atid de Yair Lapid, que ha intentado postularse como alternativa a Netanyahu, y al que Benet rechaza apoyar como primer ministro.

El exmiembro del Likud, Guidéon Saar, otro de los candidatos que optaron por rivalizar con Netanyahu con su recién creada formación Nueva Esperanza, llegaría solo con entre 5 y 6 escaños, menos que los 6-8 diputados del ultraderechista y laico Israel Nuestro Hogar, de Avigdor Liberman, opuesto al primer ministro.

Por su parte, el actual socio de Gobierno de Netanyahu, el centrista Beny Gantz, conseguiría mantenerse en el Parlamento igual que el izquierdista Meretz.  Ambos temían no superar el umbral mínimo del 3,25% para tener representación.

Además, el Partido Laborista remontaría a la Lista Conjunta árabe, que llegó a ser tercera fuerza en el Parlamento. La islamista árabe Raam, que no descarta apoyar un gobierno con Netanyahu

Un escenario de fragmentación, ajustado y muy complejo. Benjamín Netanyahu no puede olvidar que Estados Unidos y la Unión Europea observan con atención las acusaciones de corrupción que oesan sobre él. Y también el desagrado que produce su rechazo a la convivencia de dos Estados, judío y palestino.
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