¿Cuál es el origen de la crisis en Kazajistán?
Una crisis con miles de detenidos, un centenar de muertos, un despliegue de tropas rusas y la devaluación de las criptomonedas.
A principios de este año, el gobierno de Kazajistán anunció un aumento en los precios del gas licuado, el combustible para vehículos más usado en este país de Asia Central.
Como respuesta inmediata hubo varias manifestaciones que terminaron convirtiéndose en protestas violentas en varias ciudades del país, y sobre todo en Almaty, la ciudad más grande, considerada como la capital económica de Kazajistán.
Los manifestantes atacaron a los agentes policiales (se habló de 13 muertos los primeros días), tomaron el principal aeropuerto e incendiaron la sede del partido gobernante, Nur Otan, y la sede del ayuntamiento de Almaty.
Ante tal reacción, el gobierno del presidente Kasim Jomar Tokayev ordenó bajar los precios del gas, como una manera de disminuir la presión, pero las protestas continuaron, adquiriendo un matiz político, con consignas contra la corrupción y la desigualdad social.
A pesar de ser una nación rica en recursos petroleros, existe mucha desigualdad social, que se ha incrementado en los últimos dos años debido a la pandemia.
Tokayek es presidente de Kazajistán desde 2019 y es considerado por muchos ciudadanos como una marioneta del anterior presidente, Nursultán Nazarbayed, un multimillonario que gobernó el país desde 1990 hasta 2019.
El presidente Tokayek habló entonces de una conspiración desde el exterior para derrocarlo, ordenó a sus fuerzas de seguridad disparar a matar, y solicitó ayuda de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza político militar de exrepúblicas soviéticas, liderada por Moscú.
El despliegue de tropas rusas
En respuesta al pedido de ayuda de Tokayev el gobierno ruso desplegó tropas en las principales ciudades de Kazajistán, y la situación parece estar controlada, luego de diez días de disturbios, 3.000 detenidos, hasta ahora, cientos de heridos y más de un centenar de muertos.
Aunque Kazajistán se separó de la desaparecida Unión Soviética en 1991, continuó bajo la influencia del gobierno de Moscú de la misma manera que otras exrepúblicas, como Bielorrusia.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha manifestado su apoyo al presidente Tokayev, es contrario al levantamiento civil, y parece compartir con el presidente de Kazajistán la versión de una conspiración extranjera para usurpar el poder en este país rico en recursos petroleros.
Los efectos de la crisis en las criptomonedas
Un daño colateral inesperado de la crisis política y social de Kazajistán ha sido el que se ha operado en el mundo de las criptomonedas, donde el valor de las mismas ha descendido en los últimos días.
Esto se debe a que Kazajistán es el segundo país del mundo donde más criptomonedas se producen (el primero es Estado Unidos), pero la criptominería se vio afectada por los cortes de electricidad y la interrupción de internet por parte del gobierno para cortar las comunicaciones entre los manifestantes.
Este corte brusco de las actividades de los criptomineros kazajos ha generado temor y limitado la actividad con criptomonedas, afectando a una de las más emblemáticas, el bitcoin, que ha pasado de valer 70.000 dólares en noviembre, a 43.000 dólares.
A principios de este año, el gobierno de Kazajistán anunció un aumento en los precios del gas licuado, el combustible para vehículos más usado en este país de Asia Central.
Como respuesta inmediata hubo varias manifestaciones que terminaron convirtiéndose en protestas violentas en varias ciudades del país, y sobre todo en Almaty, la ciudad más grande, considerada como la capital económica de Kazajistán.
Los manifestantes atacaron a los agentes policiales (se habló de 13 muertos los primeros días), tomaron el principal aeropuerto e incendiaron la sede del partido gobernante, Nur Otan, y la sede del ayuntamiento de Almaty.
Ante tal reacción, el gobierno del presidente Kasim Jomar Tokayev ordenó bajar los precios del gas, como una manera de disminuir la presión, pero las protestas continuaron, adquiriendo un matiz político, con consignas contra la corrupción y la desigualdad social.
A pesar de ser una nación rica en recursos petroleros, existe mucha desigualdad social, que se ha incrementado en los últimos dos años debido a la pandemia.
Tokayek es presidente de Kazajistán desde 2019 y es considerado por muchos ciudadanos como una marioneta del anterior presidente, Nursultán Nazarbayed, un multimillonario que gobernó el país desde 1990 hasta 2019.
El presidente Tokayek habló entonces de una conspiración desde el exterior para derrocarlo, ordenó a sus fuerzas de seguridad disparar a matar, y solicitó ayuda de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza político militar de exrepúblicas soviéticas, liderada por Moscú.
El despliegue de tropas rusas
En respuesta al pedido de ayuda de Tokayev el gobierno ruso desplegó tropas en las principales ciudades de Kazajistán, y la situación parece estar controlada, luego de diez días de disturbios, 3.000 detenidos, hasta ahora, cientos de heridos y más de un centenar de muertos.
Aunque Kazajistán se separó de la desaparecida Unión Soviética en 1991, continuó bajo la influencia del gobierno de Moscú de la misma manera que otras exrepúblicas, como Bielorrusia.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha manifestado su apoyo al presidente Tokayev, es contrario al levantamiento civil, y parece compartir con el presidente de Kazajistán la versión de una conspiración extranjera para usurpar el poder en este país rico en recursos petroleros.
Los efectos de la crisis en las criptomonedas
Un daño colateral inesperado de la crisis política y social de Kazajistán ha sido el que se ha operado en el mundo de las criptomonedas, donde el valor de las mismas ha descendido en los últimos días.
Esto se debe a que Kazajistán es el segundo país del mundo donde más criptomonedas se producen (el primero es Estado Unidos), pero la criptominería se vio afectada por los cortes de electricidad y la interrupción de internet por parte del gobierno para cortar las comunicaciones entre los manifestantes.
Este corte brusco de las actividades de los criptomineros kazajos ha generado temor y limitado la actividad con criptomonedas, afectando a una de las más emblemáticas, el bitcoin, que ha pasado de valer 70.000 dólares en noviembre, a 43.000 dólares.
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