Macri y Argentina, sumidos en la inflación y la devaluación de la moneda

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El presidente de Argentina, Mauricio Macri, presentó este lunes un plan de austeridad con el que pretende convencer a los mercados de su voluntad de atajar la crisis fiscal, que, entre otras medidas, incluye la introducción de un impuesto sobre las exportaciones y la reducción de su Gobierno, que pasa de tener 22 miembros a "menos de la mitad".

El paquete de medidas, que Macri anunció en un discurso televisado, será el que Argentina presente este martes ante el Fondo Monetario Internacional en Washington, con el fin de obtener un adelanto en los fondos ya comprometidos por el organismo internacional que sirvan para detener la caída del peso frente al dólar.

"Tenemos que hacer frente a un problema de base: no gastar lo que no tenemos, hacer el esfuerzo para equilibrar las cuentas del Estado", indicó Macri, quien ha señalado que, "para cubrir lo que falta durante esta transición que se ha transformado en emergencia", su Gobierno va a pedir que "quienes tienen más capacidades para contribuir".

En este esfuerzo es en el que el mandatario argentino enmarca la creación de un impuesto para gravar las exportaciones, que ha calificado de "malo, malísimo", aunque necesario para reducir el déficit público. "Todos tenemos que ceder en algo si queremos cambiar", subrayó.

Asimismo, Macri admitió haber pecado de optimismo en sus previsiones. "La euforia que generamos", señaló en referencia a su victoria electoral en 2015, "nos llevó a convencer a quien nos prestaba la plata a dejarnos tiempo". Sin embargo, después de dos años y medio de Gobierno, la "situación cambió", explicó. 

"No fuimos capaces de mostrar unidad en nuestro compromiso de avanzar en las reformas estructurales", ha señalado, algo que hizo que, quienes prestaban el dinero, "comenzara a dudar", ha recalcado Macri. En este sentido, ha reiterado que las medidas adoptadas intentan dar a los mercados una señal clara de control del gasto para detener el déficit y la inflación, acelerada en los últimos días por la depreciación del peso, además de desterrar para siempre la corrupción, por lo que confía en que el ajuste del acuerdo con el FMI esté "listo en días". 

Del mismo modo, recalcó que el cambio de política es "de raíz, profundo y de verdad", y volvió a lamentar que siendo Argentina uno de los países más prósperos del mundo tenga a un tercio de su población en la pobreza. "Afrontaremos las dificultades de la mejor manera. Vamos a superar la crisis cuidando de los más necesitados", prometió, pese a todo, el presidente argentino, que ha aludido a un "refuerzo de los subsidios, de los programas alimentarios y del precio máximo de determinados productos básicos".