El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, da una declaración frente al número 10 de Downing Street. (Foto: Wikimedia)

La popularidad de Johnson cae tras los últimos escándalos

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El primer ministro británico se encuentra al borde de ser desalojado de Downing Street.

El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, se encuentra en su peor momento debido a una serie de escándalos que han golpeado su gestión y la popularidad del partido conservador.

De acuerdo con una encuesta publicada el 10 de diciembre por YouGov, dos tercios de los británicos (66 %) tienen una mala opinión del primer ministro, y su partido ha perdido tres puntos de apoyo en apenas una semana, teniendo ahora un 33 %, mientras los laboristas han subido 4, llegando así al 37 %.

Los escándalos de Downing Street

Este escenario se debe en gran medida a escándalos que han tenido su origen en la actuación del primer ministro y en eventos ocurridos en la residencia oficial de Downing Street.

Un vídeo y la revelación de fiestas en la residencia oficial en diciembre de 2020, cuando a todos los británicos se les había prohibido reunirse, e incluso despedirse de los moribundos, ha sido el detonante de la indignación contra Boris Johnson, que en principio negó las acusaciones.

Este escándalo se suma a otras acusaciones de corrupción, amiguismo y ocultación de donaciones privadas.

La rebelión de los Tories

Debilitado por esta serie de eventos desafortunados, el ministro solicitó el martes 14, ante la Cámara de los Comunes, nuevas medidas para frenar la ola de contagios de covid-19 en Reino Unido, que ha sobrepasado los 80.000 contagios diarios.

Las nuevas medidas incluyen uso de tapabocas en espacios interiores, vacunación obligatoria del personal sanitario, test diarios para casos de contacto y pasaporte sanitario para eventos deportivos y centros nocturnos.

Las medidas fueron aprobadas gracias al apoyo de los laboristas, pues 99 parlamentarios conservadores (de un total de 127), votaron en contra de la propuesta de su correligionario: una cuarta parte de los legisladores del partido conservador.

La pérdida de un bastión conservador

Otro escándalo que ha dejado secuelas fue el intento de Boris Johnson de cambiar las reglas del Parlamento para proteger al diputado conservador Owen Paterson, condenado por presionar a funcionarios del gobierno en favor de dos empresas que pagaban por sus servicios.

Para reemplazar a Paterson se realizaron elecciones parciales este jueves 16 en la circunscripción rural de North Shropshire, un bastión de los conservadores durante doscientos años, perdido esta semana frente a una candidata del partido liberaldemócrata.

Para los conservadores y para los partidos opositores el gran derrotado fue Boris Johnson, como se desprende de la declaración de uno de los electores, Garry Chuchill, de 71 años: “Esto no hace más que confirmar lo que yo, mi familia y mucha otra gente hemos pensado durante mucho tiempo: este hombre no es apto para ser primer ministro”.

Esta derrota de los conservadores, en la que parecen haber colaborado votantes conservadores y laboristas que votaron por los liberales, podría ser, en palabras del diario conservador Daily Telegraph: “el último clavo en el ataúd del liderazgo de Johnson''.

Y si Johnson pierde la confianza de su propio partido, el siguiente paso podría ser el fin de su gestión como primer ministro del Reino Unido.
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